—¿Qué me miras? —Preguntó en un tono incrédulo mientras terminaba de estirarse.
—Nada en particular, dije, es solo tu forma de estirarte
—Mi forma de estirarme, qué tiene mi forma de estirarme, —Dijo esta vez un poco más seria, parecía que malinterpretaba mis palabras, no era que tuviera algo raro, o que no cumpliera con el canon de un estiramiento, cada músculo que debía elongarse, podía incluso imagina las fibras de los músculos tensándose y generando ese pequeño dolor que lo acompañaba a sus movimientos y luego el alivio liberador que sellaba cada movimiento.
Nada estaba mal, todo lo contrario, estaba maravillado, cuando el sol aparece ella siempre está presa de su pereza, no es que sea incapaz de moverse, me refiero a que físicamente nada se lo impide, pero se rehúsa a hacerle caso, astro rey no tienes poder aquí susurra mientras se voltea; solo cuando ella lo decide empieza su contoneo, se escurre debajo de las cobijas hasta liberarse y yo no puedo sacarle los ojos de encima.
Pareciera maullar un poco, mientras bosteza tímidamente, extiende el cuerpo y mueve el cuello hacia los lados, luego hacia el frente, el cabello cae sobre su frente y la línea recta de su espalda se prolonga hasta sus nalgas, la imagen es irresistible, da pequeños golpes de cadera y se deja caer hacia atrás, el cabello le tapa el rostro, se ve sexy así, un poco despeinada, le da un toque salvaje supongo, algo felino.
Queda arrodillada sobre sus piernas y se arquea hacia atrás dejando expuestos sus senos, provocativos, sus pezones pequeños, dignos merecederos de un reinado de pezones si existiera alguno. Vuelve sobre su eje y esta vez busca los lados. Extiende sus costados y se ríe, es tan sensual de ver.
Pero ella no lo entiende, está a la defensiva, es mi culpa, lo sé, pocas veces digo algo que sea dulce o tierno, cosas que pasan, viejos amores que golpean y moldean el lenguaje me han llevado a no ser más de esos gestos. También es cierto que me gusta como se ve enojada, infla un poco sus cachetes, en un puchero que reclama a gritos —esta muy temprano para que te burles —aunque no me burlo, aunque no puedo dejar de mirarla.
—No sé como decirlo
—Con palabras you idiot —Contesta con una risa en el rostro, no está enojada está juguetona, tiene los ojos grandes, las pupilas dilatas, y en ese momento levanta sus manos y restriega sus ojos con el dorso de su palma, eso también es muy sensual, quizá los amaneceres le vengan bien, quizá sea eso, solo eso, pero lo dudo hay cierta cadencia en sus movimientos, es definitivamente hipnotizante, y yo como una presa embelesada no puedo sacarle los ojos de encima.
Parece que lo sabe, o que por lo menos lo intuye, su risa me indica eso, su broma, y entonces avanza poniendo una mano frente a otra, acercando su boca a mi pecho y restriega su rostro contra él, suspira casi en un ronroneo, y entonces pienso, que ya sé como decirlo, es algo gatuno pero me quedo callado, disfruto de verlo, y evito revelarlo, alguna cosas solo conservan su magia cuando se ignoran, —Amo esto le digo, verte despertar, es una de esas pequeñas cosas que amo de vos, le digo mientras escurro mis dedos entre sus tangas, mientras siento la humedad en yema de mis dedos.