Bitácora del Galaxista:
Conclusiones
Nave Pandora, intento 25/25
La suerte está echada, no se puede engañar a los números, sin importar cuántas veces se repita, pasa de nuevo, quizá el tonto Nietzsche tenga razón, quizá es un eterno retorno, pese a que creamos el lenguaje, y que pudimos de alguna manera transmitir medianamente bien comportamientos sociales de generación en generación no logramos nunca conservar lo esencial.
Siempre ocurre lo mismo, somos la tierra 25, el mayor de los problemas es que individualmente somos inteligentes pero fácilmente manipulables en masa, ese viene desde la tierra 0, lo leemos, lo aprendemos, pero no lo concebimos, no todos, es cíclico, el poder, las ganas de poder, el deseo, nos reduce a tan poco, no llevamos año, es irrelevante, el hombre se consume a sí mismo en cada periodo histórico.
Cada tierra ha sido brevemente mejor que la anterior, sin embargo esta podría bien significar el final de todos, trató de evitarse en la tierra 11, se creía que con la gran purga histórica, así le llamaron a la destrucción del registro de todo linaje y legado, y funcionó algunos años, pero es sistemático, solo los Galaxistas, nos hemos tomado el tiempo de buscar los patrones, de establecer los mapas, de buscar las salidas de emergencia…
Se repite, el conocimiento se concentra, pero tarde o temprano el poder lo corrompe, un pequeño salto, una pequeña regla alterada sin consecuencias, luego otra y otra, se aprende a manipular, se deja de buscar el bienestar colectivo, se comienza a buscar una valoración diferente, estatus, las desigualdades siempre vuelven, cambian las formas, los métodos, pero no los resultados, en tierra 18 lo notaron, trataron de acceder a toda la información, recrear un mito antiguo sobre una red semántica que conectaba los pensamientos de todos, un mito quizá producto de un clásico: Sueñan los androides con ovejas eléctricas, la idea es ridícula, una caja en cada casa permite acceder a la información personal, emocional, intelectual de otro ser… si algo nos ha permitido este viaje es entender que nada aprendemos de nosotros mismos.
Esta cápsula lleva un nombre interesante, Pandora, la dueña de los dones, se lanzaron 25 y cada una tenía suficiente para 25 siglos, en tierra cero tenían 12 meses, aquí tenemos 25 siglos, 25 bitácoras, 25 Galaxistas, no conocí a los otros 24, tampoco sé si son reales, es uno de los problemas de ser el último, la esperanza se pierde, aunque el mito diga que Pandora siempre la tuvo, cada siglo las conciencias hibernan, y al despertar un algoritmo cambia de lugar nuestras posiciones, creyeron de manera equivocada en tierra uno que era el deseo de una grandeza transcendental lo que corrompía, hay muchos registros de cómo intentaron siempre alterar el algoritmo, pero es infalible, una consciencia colectiva solo se rinde ante una cosa, la idiotez colectiva, y por desgracia en cada siglo esa época se repite.
Aquí ya ha empezado, la fama condiciona la existencia, nuestras granjas de hormigas colapsan, principalmente porque no somos hormigas, las pantallas han empezado a apagarse, el pánico ha empezado a correr, demasiados mitos, demasiadas trampas, demasiadas pistas, el hombre siempre sueña con recordarse, con permanecer, nos dimos cuenta muy tarde de que ciertos hombres, ciertas mujeres han escondido dinero, armas, consejos para su nueva consciencia, se han tatuado planes y mapas, y llevan años logrando salirse con la suya.
La gran purga del 11 nos advirtió sobre el carácter egoísta del hombre, y solo hasta tierra 20 nos percatamos que habían logrado burlarla, al parecer los últimos tres siglos han sido iguales, y todo solo empeora, el interés del hombre en su especie decae, el sexo, la procreación… todo carece de sentido, el hombre engaña a su descendencia en busca de un legado que ni el recuerda, el hombre ha firmado su destino hace mucho, porque sin esperanza nadie resiste, nosotros lo sabemos mejor que nadie.
Fin de la bitácora, fin de la vida.