Otro día

Dicen que el arte importa por lo que te hace sentir, más allá de su técnica, su artista, su momento en la historia, es arte porque trasciende la experiencia del reconocimiento porque al exponerme a la obra él se fractura o se recompone, porque reacciono ante ella de manera involuntaria, porque algo, no sé qué con exactitud resuena con y entonces deja de ser solo un dibujo, solo tinta, solo historia, y estalla.

Pienso esto para intentar entender cómo un perro con sombrero en medio de una habitación en llamas, con el techo repleto de humo permanece impávido frente a un café, lo veo y solo puedo pensar, soy yo, carajo soy yo, algo en él me recuerda que estoy ahí en medio de esa habitación junto a él o que él está aquí conmigo, en este mundo, que las llamas se expanden, que los tres trabajos lo incendian todo, que no puedo hacer nada salvo continuar ahí, disfrutando un café, quizá también que siempre habrá caos, que hay que mantener la calma porque no vale la pena echarse a morir por lo que no puedo controlar, es un meme, ¿es ridículo que signifique tanto?, pero si existe el arte rupestre que no es más que una representación gráfica de la cotidianidad prehistórica, ¿no es también esto arte?, “Digital art” si se quiere, pero, ¿no es exactamente lo mismo?, mi duda es genuina pero no hallo respuesta, odio cuando me lanzo preguntas retóricas sin tener listo un remate.

Debe ser notorio que algo me conmueve, levanto la vista y quien me acompaña me mira con esa expresión de quien sospecha o intuye que algo ocurre, ­-¿todo bien?, pregunta infiriendo un no, la conozco bien, su preocupación es genuina pero no hay nada que pueda hacer, si le digo que no mi angustia será también suya pero no podrá aportar en nada, por lo tanto es innecesario, no puede salvarme del conversatorio que voy a dirigir el fin de semana y del cual no tengo nada planeado aún, no puede comprender si quiera el agotamiento en el que vivo, estar despierto 20 horas de las 24 que tiene el día, tampoco de esa lucha constante con la hoja en blanco, con esa sensación de impotencia que ofrece el lienzo, con la luz blanca, intensa y angustiante que me arroja el computador cuando lo enciendo, no hay nada, nada más que pueda hacer sino respirar hondo y mentirle, decirle que sí, que recordé algún pendiente, y que me distraje, pero sé que es mentira, tengo miedo, miedo de no poder, de no alcanzar, de fallarme, de haber mordido más de lo que puedo masticar.

Siento un nudo en la garganta, me tiemblan las manos, el pecho se encoje, no es inusual la sensación, lo sé y eso me jode más, me jode que sea frecuente, que lo acepte, me siento acorralado y contra las cuerdas, pero no vale la pena que ella lo sepa, que nadie lo sepa, así que sonrío y contesto

-Sí, -miento, -todo bien, recordé que tenía algo por hacer, solo eso -respondo

– Tranquilo, me dice, mañana será otro día

Y ahí sí me quiebro y siento las lágrimas asomarse a mis ojos mientras pienso, sí, otro día igual, inmóvil en medio de un cuarto lleno de fuego. Es arte, más que un meme es arte digo y disimulo las lagrimas con una sonrisa.