Carne de mi carne

—¿Lo que me define me contiene? ¿Estamos de acuerdo? —Preguntó con desgano el esteta, sabía que venía el silencio, sabía que alimentaría su tedio… La mayoría de las preguntas eran retóricas, pero no era esa la razón para que el salón guardara silencio, la mayoría no eran conscientes de esto, y la verdad es que la única razón por la que el auditorio estaba lleno no eran las agudas reflexiones, que siendo sinceros, tampoco lo eran tanto y desde que algún progre de gobierno había decido, de manera bastante autoritaria por demás, salvar la ciencias sociales y el pensamiento crítico eliminando los parámetros evaluativos de sus clases, ahora los imbéciles llenaban las aulas, pero eran sillas llenas y cabezas huecas.

Suele suceder, lo curioso es que no lo hayan ya aprendido, a nadie puede obligársele a aprender, la voluntad de un estúpido es indomable, temeraria y sobre todo peligrosa si es secundada además, por políticas de estado, suele ser fatal.

El silencio abucheaba, era así, la ley premiaba la mediocridad y el esteta arremetía de nuevo —Lo saben, las cosas existen porque ocupan un lugar en el universo, y debido al lugar que ocupan reciben un nombre, ese nombre ratifica su existencia y determina su contorno, por ende los define, ¿estamos de acuerdo? —De nuevo sabía que no iba a haber respuesta, todos estaban allí solo porque era imposible reprobarlos, porque se escondían de su incapacidad bajo la idea de merecer algo solo por ser, el esteta estaba agotado, mano abajo, defensa baja.

Durante un rato divagó sin rumbo en medio de oraciones explicativas sobre cómo y por qué había una necesidad en la representación de nosotros mismos para la convalidación de la existencia, sobre el por qué el hecho de que ellos no hablaran hacía que fueran más silla que personas, y sobre como su inactividad frente a la vida misma los convertía no solo en material explotable sino en un vacío, y cuando dijo vacío su voz hizo eco.

—El círculo es el vacío, y el vacío está lleno de todo, ellos no tienen nada, pero no desean solucionarlo, implica acción, si fuera una clase de meditación serían yoguis expertos, llenos de nada, su pensamiento en la nada, su vida en la nada, en la quietud, en la puta quietud… Bukowski tenía razón,  la vida solo se conoce en una pensión de mala muerte, la humanidad, la naturaleza humana sin fuerza es solo vacío, definición por el contrario posición, establecimiento de mi yo a través del distanciamiento ajeno —El esteta estaba como loco, gritaba de un lado a otro, quería correr, tenía fuerza, energía, necesitaba desahogarla, en medio de ese vacío había sido posible plantear la idea de una generación tan abrumada con el yo que estaba ciega ante el otro, no había contraposición y por ende no existía la virtud, ni fracaso, su salón era la pensión de mala muerte, la filosofía la literatura, a eso se refería, el vaho de la humanidad visceral recorriéndolo, la energía desbordándolo.

 —Ustedes, ustedes, gritaba mientras se agarraba la cabeza y acto seguido estiraba los brazos tratando de implorar comprensión para lo que acaba de ocurrir, rogándoles que abrieran los ojos, que se dieran cuenta que frente a ellos estaban ellos, pero nada los afectaba, de hecho, pese a su errático actuar, ninguno parecía inmutarse, y entonces la imagen se diluyó, el rojo sobre su piel se volvió evidente, y las manos antes activas cayeran pesadamente, mientras un calor sobrecogedor comenzaba a recorrerlo, intentaba pedir ayuda, pero sentía que la boca estaba llena de arena, y pudo recuperar su realidad cuando notó la aguja aún colgada del brazo, sintió el acto reflejo de su cuerpo doblegándose ante el vómito que salía de su boca.

—Qué pesadilla, dijo finalmente el forense que cubría el cuerpo. Tiene la cara desconfigurada por el horror, nada se compara al pánico de los que mueren malviajados, ven el infierno que llevan en sus propias venas, se liberan de la prisión de su cuerpo, carne de mi carne, dijo el enfermero que le cerraba los ojos, mientras veía el tatuaje con el que ocultaba sus venas, mientras recordaba el sabor de los buenos viajes.