Ocupa

Llueve y no es normal, se cae el cielo, el Uber avanza lento, está enojado, no es mi culpa, él preguntó, quería tanquear pero tengo prisa así que le dije que no puedo, que tengo que llegar pronto a donde voy, él no lo sabe, no le importa y después de mi respuesta no le interesa tampoco pero Isabela me espera, es una artesana que siempre he querido tener cerquita, y hoy está cerca, necesito llegar en los próximos 20 minutos, necesito este polvo, el mes no ha sido fácil. Han pasado 30 días desde que una gotera hizo estragos en mis ahorros. Encontrarla dejó el baño listo para una remodelación y me obligó a parar la que ya estaba haciendo.

Mi casa ya no me pertenece, es del polvo, del ruido, así que necesito ese polvo, la necesito a ella a sus senos grandes, a su boca de fuego, necesito sacarme esta incomodidad de encima, estas cuatro semanas de baños a paños, de repente el carro se detiene, solo se ven luces difuminadas, el Uber dice que no puede manejar así, que no ve, que es peligroso. Es su venganza pienso, solo desea que yo no llegue a mi cita, pasan 15 minutos y no avanzamos ni un centímetro, envío un mensaje de voz que me sabe a mierda: —No voy a llegar, lo lamento Isa, se me quiebra la voz, quería verte, pero la ciudad no está de acuerdo.

El carro se enciende, quizá se ha conmovido, aunque lo dudo, debe ser culpa, un ser que se comporta de esa manera lo hace porque cree en una justicia egoísta, mezquina, en el ojo por ojo y ahora que ha escuchado la despedida con dolor y desesperación sabe que el equilibrio está roto, cree en el karma y tiene miedo, por eso se mueve aunque ya es tarde y no llegaremos, el terminará la noche con su tanque vacío y yo con el mío lleno.

Llegamos y aún llueve, Isabela no está, así que camino desanimado, el cuerpo me pesa, el agua me empapa y no tengo como bañarme al llegar, solo como secarme, no tengo nada donde calentar algo para comer o tomar y con la lluvia así de fuerte, un domicilio sería someter a otro ser humano a mi misma desesperación, la garganta se me hace un nudo, es un nudo que lleva haciéndose semanas, que empezó a nacer cuando picaron tanta baldosa que fue necesario remodelar, uno que se agudizó cuando después de terminado el trabajo hubo que volver a romper porque la gotera persistía, uno que con cada viaje de cerámica, de pegante, de mezcla se apretaba más y más, que estuvo a punto de estallar cuando vio que ya no quedaba el mismo color de piso y que ahora yo tendría que vivir viendo un parche en el suelo, un tono ligeramente más oscuro, menos óxido… —No hay más dijo el vendedor, hay paro en los fabricantes, si no se la lleva hoy, ya no quedará nada que se le parezca.

—La llevo a regaña dientes, la veo y me rechinan, pensando en ese nudo apretándose subo las escalas, tengo frío, abro la puerta, los gatos corren, maúllan tienen hambre, intento prender la luz y chispea el interruptor…

La energía desaparece, no solo de los circuitos eléctricos, sino también de mi vida, me desplomo, sobre los escombros de la cocina, estoy emparamado y el polvo se me pega a la ropa… tampoco tengo lavadora para lavarlo, no tengo nada, Isabela está lejos, también lo está la esperanza, la vida lo único que da a manos llenas es tristezas y angustias.

Soy un ocupa en mi propia casa, estoy desterrado de mí mismo, de mi sueño, ya nada importa pienso, y me acuesto sobre los escombros, los gatos notan que estoy en el piso, se acercan, ronronean y me siento en casa.

A imagen y semejanza

—En las sillas de un bus me han pasado muchas cosas, comencé a contarle a la chica que estaba a mi lado sin prestarle mucha atención a si me escuchaba o no. Supongo que era parte de esa cascada de pensamientos; la verdad es que igual me había sucedido a mí cuando -sin estar seguro de quererla o no-recibí la imagen, y ahora no podía desprenderme de ella. Por fortuna preguntó.

—¿A mí me habla?, —no me había fijado en su cabello ensortijado, negro y oscuro, no había notado tampoco sus labios gruesos, y por alguna razón tampoco había notado sus ojos, a todas luces retóricos y parlanchines, de sonrisa escandalosa-esa mujer podía contarte el quijote en una mirada, regalar un jardín de delicias en un guiño, pero era intrascendente, quería desearla, pero la imagen seguía allí y me fue imposible, así que aproveché su respuesta para decirle: No estoy seguro, creo que aún hablo conmigo, disculpe, no quiero molestarla, pero es difícil, no he dejado de pensarlo. Quizá solo hablaba en voz alta, no tengo nada específico qué decirle, pero siento también la pulsión de contárselo todo. Verá, es interesante, y la verdad es que aún falta mucho para que nos atiendan a alguno de los dos- le dije-pensando en que llevábamos un rato sentados y la chica de la recepción había sido clara en que con 2 médicos menos, el consultorio de exámenes laborales iba a prolongar su tiempo de atención; el caso fue que ella asintió y yo pude contarle.

Tengo un amigo, es muy creyente, una de esas pruebas de que la fe es inútil y poco próspera, que no mueve montañas ni persuade voluntades -es una forma de hablar, no pretendo ofenderla si es creyente- pero si lo conociera entendería que si él no tiene un granito de mostaza, nadie lo ha tenido nunca. El caso es que toda su familia ha muerto, su esposa le ha dejado y para colmo su trabajo ha sido eliminado a causa de un recorte, él ni siquiera se ha inmutado, estóico, digno, ha velado a sus hijos, y sus padres, él mismo le ha ayudado a sacar sus maletas y sus pertenencias en un acarreo a su ex mujer, un acarreo en el que quien conducía era su amante. No la increpó, no la insultó, no desahogó su rabia más que en una profunda calma, créame si antes de la tempestad viene la calma, de ese hombre vendrá el fin del mundo. Pero no viene al caso su resiliencia, ni su ingenua y apostólica capacidad de permitir que se haga en la voluntad de su señor, no, no tiene nada qué ver.

El hecho es que la idea me ha sorprendido de golpe, y si dios no fuera nuestro dios, ¿se imagina ser solo un juguete quizá para un ser cósmico, para un universo en expansión?, ya sé que suena ridículo, pero medítelo, ¿y si el universo fuera un gato?,¿ lo ha pensado? cumpliría con todos los criterios: el trato frío e indiferente, las buenas épocas que a veces nos ronronean y las malas rachas que nos arañan todo. El universo es a todas luces un gato, a imagen y semejanza, indiferente, caprichoso, adicto al caos, perezoso y demandante, independiente de cualquier plan, o conducta, ¿puede imaginarlo?Va por ahí con su paso tranquilo, echándose de espalda en los planes del destino, rompiendo estrellas consumido por el deseo de atrapar la luz impalpable, ¿conoce la historia de Quelona?

—¿Debería? —Preguntó ella casi indignada, —No, no debería, son gajes del oficioos libreros sabemos mucho de eso que a nadie le importa. Sucedió, si es que sucedió, en Grecia, lo que se conoció como el reino ático, allí se difundió alguna vez el mito de que el mundo iba a espaldas de una tortuga, otras culturas la llaman Aspidochelone, una tortuga con un continente a su espalda, una isla. No tiene importancia como le digo, son solo datos estúpidos, pero me hacen pensar en que bien podría no ser una tortuga, sino un gato, no ser el mundo, ni un continente, sino el mismo universo entero, la voluntad de un gato, ¿lo imagina? ¿Ser solo una proyección, una imitación de una creación, o quizá una programación desfasada de un niño intergaláctico que ha creado una inteligencia artificial que emula el comportamiento de su mascota intergaláctica?, ¿lo imagina?, No negará que tengo razón, que cumple al pie de la letra la posibilidad.

—Cielo —llamó la enfermera de la recepción, y ella se levantó con una gracia felina, sonrió estirando la comisura de los labios a la mitad de sus mejillas y solo respondió Miau.

—Sigue mal Rosita, auméntele la dosis, aún desvaría, y continúa disociado, no reconoce la partida de sus hijos y sus padres, no habla de la pérdida de su mujer, ni de nada, habla de él como un tercero al que no conoce pero admira, el shock le ha borrado la mente. Serviría tanto si pudiera recordar y decirnos qué tomó, en qué cantidad, pero es inútil, hoy está bastante creativo, ¿sabe qué me ha dicho?, ha encontrado la forma de crear una teoría en la que el tiempo, y el universo son un gato.

—Miau, respondió Rosa. Con una sonrisa marchita, con la esperanza triste, con el dolor en la garganta.