Voluntad

Llueve, llueve como solo sabe hacerlo la noche en la eterna primavera, quién carajos le puso eterna primavera a una ciudad que tiene 224 días de lluvia al año, llueve tanto que las gotas que impactan contra el techo del carro hacen imposible escuchar la canción que suena, en el parabrisas las gotas gordas se estrellan una tras otra y el carro avanza a 20 km por hora… va a ser un viaje largo y en tarifa dinámica; va a ser un viaje caro. La lluvia no me deja pensar con claridad, me gusta conversar, pero no alzar la voz, me duele la garganta y prefiero no hacerlo. Intento ver fuera, pero es imposible, una cortina de agua lo envuelve todo, entonces la veo bien por primera vez, la conductora del servicio que solicité a través de la app es bonita, tiene esa belleza triste que tiene la gente rota, me gusta la gente rota pienso, luego miro el panel del radio, s p o t i f y aparecen las letras una a una en esas animaciones lentas y así como sale cada una desaparece, parte del nombre le sigue, tu tanta falta… Mon Laferte, no la conozco pero la melodía es triste, sigo perdido tratando de ver algo más y entonces noto que el símbolo de repetición está activo, pero no el que reproduce una lista al terminar, sino el que repite una y otra vez la misma canción…

El agua da tregua., pero la radio no, con la calma el sonido recobra fuerza, la canción es triste como esperaba, —Es una canción poderosa le digo —Sí me responde y al ver que me gusta le sube un poco de volumen, —Se la escribió al ex esposo me dice, —me cuenta que ama la música que siempre escucha música así de una manera obsesiva, una canción a la vez hasta que eso que le hizo clic, vuelva a hacer clic desde el otro lado, dice que si no se queda con el alma abollada, me cuenta que no es de esta ciudad, dizque eterna primavera le dicen, dice con una mueca sarcástica, deberían decirle la eterna llovedera dice con esa sonrisa con la que los tíos borrachos cuentan siempre sus chistes, los mismos chistes reunión familiar tras reunión familiar. Pienso mientras habla, pienso mucho siempre, pero esa combinación de melancolía y sadismo me tiene perplejo, entonces pienso en lo que dice, asiento y la dejo hablar. Por fin logro hilar una idea, y la digo solo para participar del monólogo en el que parece convertirse el viaje, Hasta la tristeza engaña al tango, ya no hay nada sagrado le digo. Ella reacciona a esa frase, sonríe, —sí es triste dice, luego asiente y solloza.

En la radio la canción comienza de nuevo: hoy volvía dormir en nuestra cama y todo sigue igual, el aire y nuestros gatos nada cambiará, difícil olvidarte estando aquí… no se da cuenta pero sigue la canción, mueve los labios con suavidad pero lo suficiente como para que se note que canta, Te recuerda a alguien, le pregunto sabiendo que sí, que no canta la canción, sino que se cuenta una historia, yo he hecho lo mismo, me he recitado poemas de Jattin, de Sabines, de Girondo con la certeza de que fueron escritos para mí, para curarme un desamor, para aliviarme la desilusión, pero el que sufre hoy no soy yo y aún falta para el camino así meto el dedo en la llaga y lo hago esperando que haya reacción, pero no hay ninguna, el duelo ha avanzado, ya no hay ira, ni negación, —Sí, responde, a mí también me dejaron, sé lo que ella siente, pero no es el primero en dejarme, también yo he dejado, nadie se va riéndose, y ninguno de los que se queda la pasa bien, pero así es el amor, viene y se va, deja cosas buenas, este amor me dejo amor —dice con una resignación pasmosa, con ese dolor que deja claro que ella fue la que se quedó y él el que se fue.

—Ese amor te dejó amor repito, ella sonríe —Sí, dice y calla.

La canción se convierte en ruido de fondo, los dos vamos perdidos en ella y de repente pregunta, –—¿quedará lejos Tesalia? Mi hijo, explica, el amor que me quedó sonríe al decirlo y yo tenemos un juego, durante el día vamos pendientes a todas las matrículas de carros, las placas, y competimos por ver quien quiere desde más lejos, desde tesalia hasta envigado podría decirle hoy, si tuviera la certeza de que queda lejos, lo veo muy poco, vive con él y con su abuela, pero sabe que lo quiero desde y hasta siempre… Entonces entiendo, no es el amor que le quedó, es el único que le queda.

Me bajo del carro y me despido, camino bajo ya una leve llovizna, la canción sigue sonando en mi cabeza, ven y cuéntame la verdad, ten piedad y dime por qué… cómo fue que me dejaste de amar, yo aún podía soportar tu tanta falta de querer la garganta se cierra un poco, el corazón se contrae punzante, y casi sin darme cuenta comienzo a escucharla… no puedo resistirme, no sé decirle que no a una tristeza, no tengo la voluntad.