Llegar a la Meta

Sara se venda los pies con la técnica de alguien que lo ha hecho muchas veces, sabe manera la presión, no mucha como para estancar la sangre, sí lo suficiente para darle la estabilidad que su tobillo necesita, Jaime, su novio la mira enfadado continuar con el ritual, agregar una y otra y otra vuelta alrededor de su talón, luego debajo de la planta del pie, estirando muy poco para generar esa tensión que busca.

Él piensa que no es necesario correr en ese estado, que no vale la pena arriesgarse a dañarse el pie, que vendrán otras carreras, que habrá otro momento, otra oportunidad, que puede hacerlo después, que… piensa sobre todo que tiene razón, y olvida que ella no corre solo por ella, que es como un impulso, que esta carrera no comienza hoy, que empezó hace dos años, que ella lleva entrenando un año y medio para enfrentarla, que no empezó sola, que iba a hacerlo con su amiga, que su amiga ya no está, que hace cuatro meses una enfermedad la postró en una cama, que ha desaparecido casi por completo su masa corporal, que ella que le enseñó a correr ahora no puede ni moverse pro sí sola, que quizá fue culpa que ella esté postrada, fue ella la que la convenció de correr el iron man aunque no tenían suficiente preparación, ella la que corría delante de ella y se lanzó el agua encima, ella quien la hizo correr cuando su amiga le había dicho que no podía más…

Pero el accidente cerebro bascular que tuvo Juliana nada tiene que ver con ese vaso de agua lanzado en el rostro, ni con la presión de Sara, el coágulo estaba suelto en su cuerpo, era cuestión de tiempo, la carrera no ha simplemente sido un mal tiempo, pero Sara se culpa, Sara sufre y asume una responsabilidad que no es suya, por eso hoy Sara lastimada, se venda, se venda estirando con precisión, se mide el zapato con la venda, funciona, camina un poco, no duele, está bien piensa y acelera un poco el paso.

Jaime se enfada, desde que empezó a correr Sara parece correr de todo, piensa él sin entender muy bien que no es cierto, pero la vida ha cambiado, el mercado ha cambiado, sus fines de semana han cambiado, él quiere dormir hasta tarde con ella y levantarla con un beso con un desayuno en la cama, con ganas y hacerle el amor con furia, pero desde que Sara empezó a correr, Jaime nunca puede despertarla, y él ni siquiera entiende porqué se enfada cada sábado cuando despierta y ella ya no está a su lado, se siente abandonado, siente que ha corrido demasiado lejos, que ya no puede verla a la distancia, y refunfuña irritado.

Juliana si pudiera le diría a Sara que no corra, que no vale la pena, que puede estar arriesgando su siguiente carrera, incluso podría estar perdiendo la oportunidad de volver a correr, que es como tener novio, que se está perdiendo a todos los demás por uno solo, que dedique a hacer media carrera, que llegar a la meta no siempre es la meta, que vale la pena retirarse a tiempo.

Sara duda, pero la culpa es grande, no lo hago por mí piensa mientras comienza un pequeño trote, se siente más confiada al notar que la venda funciona, se siente mejor y aumenta el paso, Jaime se enfada, Juliana si pudiera le diría que siempre la sorprende, como siempre le decía, le diría que está hecha de hierro, que su cuerpo es un privilegiado, que ella no podría, pero no puede, está conectada a un respirador con el cuerpo entumido.

Sara llega a la línea de salida, aguarda, respira y corre, corre pensando en llegar a la meta, arranca y la cruza al primer paso y entonces todo termina, pisa mal su tobillo no resiste, bastó un paso y está fuera, llora, llora desconsolada, la logística se acerca a ella, no estuvo tan mal le dice el paramédico que la atiende, si lo mira desde esta perspectiva llegaste a la meta.