Molestia, dolor, exasperación del alma.
—No existe tal cosa, ninguna molestia es pequeña, en especial las pequeñas, nadie que haya experimentado una los sabe bien, no es el tamaño ni la intensidad, de hecho, parecerían ser inversamente proporcionales lo que las hace intolerables, pero su gran capacidad de destrucción no reside en su gran poder, por el contrario, es lo imperceptibles para los demás.
Ni siquiera los egoístas masoquistas encuentran placer en este tipo de dolencias debido a que la naturaleza de ellas las hace ajenas a todos, y es que no hay peor dolor que el que no puede compartirse, con el que nadie puede empatizar, pero con el cual todos quieren simpatizar, son simplemente insoportables.
Alguien mastica con la boca abierta, y hace Crunch, CRUnch, CRUNCH y la puta que lo pario, una gota en medio de la noche con su lup, Lup, LUP… qué cobarde, la vecina de arriba que taconea, la que encontró la única forma de hace que: la mujer esté arriba sea despreciable, toc, Toc, TOC, TOC, TOC, TOC… molesta, qué molesta.
Una agonía perpetua, con gusto cambiaría de lugar con Prometeo, porque cualquiera que me viera o escucha de mi martirio bien diría, pobre hombre, pero cuando el dolor es algo que solo voz conoces, algo de lo que solo uno como padecedor está enterado… argh que maldita suerte, un ánima en pena tiene menos de qué quejarse, y además en su concepción misma está permitida el lamento, pero es que precisamente de lo que yo me quejo es de que se me ha negado el derecho de ser comprendido, de escuchar, realmente escucha lo que se dice. Es un poco como dice Sabines, otro lenguaje lateral y subversivo, que expresa realmente lo que quiere decirse, y por eso el: Dejá de chimbiar con esa tapa o te la meto por el culo, lo que realmente quiere decir es: Te confieso que no sé que me pasa, pero mi alma se perturba con el sonido reiterante que produce esa lata al variar de forma y cuando grito: Dejá la trompeta frustrado, lo que intento decirle a ese vecino al que desconozco es: Quizá estás omitiendo algunos pasos y quizá antes de retomar a la práctica deberías analizar los conceptos necesarios para alcanzar las notas pretendidas.
Pero y quiero que se preste atención a que esto que expongo solo debe ilustrar ese lenguaje Natural del que habla Sabines y de como un: Qué calor hace, puede significar también te quiero. Pero en esa pequeña molestia que puede transformarse la vida misma para quien sufre una fatídica alteración imperceptible, todo en la vida significa una sola cosa, el postergamiento de ese dolor.
—Mientras hablaba y manoteaba Marina no dejaba de reír, sabía que sería peor pero el monólogo de Jaime la tenía a un par de segundos de adormecerle los abdominales, el teatro en sí estaba en situaciones similares rodeados de carcajadas, sería imposible saber si a alguien más le recordaba como a Marina las quejas de Juan, su marido, que ante cualquier cosa reaccionaba siempre exasperado y manoteando, o las de su hijo Federico, quien ante cualquier frustración estallaba en una pataleta bochornosa y justo en ese momento, cuando todo el auditorio lloraba de la risa fue cuando Jaime retomó.
—Y mi molestia es esta, esta, que justo en el climax dramático de mi presentación, en el máximo momento de dolor, llegan ustedes como tío manicagado y manipesado a pegarle a uno justo en la herida con esa hijueputa carcajada.
Esto que les acabo de decir significa como lenguaje lateral y subversivo: Me agrada que hayan disfrutado de este pequeño monólogo en el que drama y humor se funden, pero tengo una ampolla que me está generando una pequeña molestia y en media hora tengo otra función, así que pasen una feliz noche y muchas gracias.
—Marina se puso de pie y aplaudió hasta que le ardieron las palmas, el auditorio parecía imitarla y en ese momento remato Jaime.
—Oiga y hay periodistas tan bobos que cuando llego con este monólogo a promocionarlo me preguntan que en qué me inspiré pa´ hacer esta obra…
—Las risas volvían y el bullicio variaba mientras abandonaban la sala, Jaime mientras tanto caminaba adolorido porque justo en la planta del pie gorda y llena líquido su ampolla que desde los 14 años, hace 20 años ya lo acompañaba casi de manera permanente debido a una dermatitis crónica que lo aquejaba hasta al llanto.