Caracterizaciones

En su sentido tradicional dijo Gutiérrez, el piromántico siente placer al ver arder las cosas, el fuego lo atrae como una polilla, en sus ojos las llamas danzantes le alegran la vida, se siente vivo al sentir la onda calórica creciendo, al oler los gases que van liberando objetos en su encuentro con el fuego, hay una especie de excitación, no necesariamente sexual, es un placer diferente, complaciente, es la admiración por la destrucción, es consciente del daño, para él no es un colateral, por el contrario es la conclusión lógica, es el deber ser, el fin natural, es lo que debería ser, ese ha sido siempre su objetivo, así que clasifica dentro de los sociópatas, personas que actúan sin remordimiento alguno, sabe que los daños materiales que puede causar, cuenta con ellos y aún así enciende la mecha.

Su perfil es interesante, pero carece de gracia, no es elegante, su método y su obra son incontrolables y por ende su trabajo es descuidado, su única ventaja es su apariencia, su aparente normalidad, su nada destacable comportamiento, el no ser el sospechoso habitual, su virtud es prácticamente se basa en la falta de atención de su entorno.

Existen otros pirománticos, unos más macabros, los emocionales, esos aman el caos, incomodar, esos tienen de su parte generalmente estructuras poder medio, hombre y mujeres que se apoderan de sus cargos, que se amparan en la ley, en sus zonas grises y desde allí disfrutan con el sufrimiento ajeno, celadores, recepcionistas, secretarias, financieros, profesores, agentes de call center… no todos los son, pero allí abundan, esos que, cobijados por la burocracia, en la normas sin sentido, hechas en otra época, en otro mundo.

Esos son muy peligrosos, cada paso cada dan lo calculan, son ingenieros del desastre, una duda allí, una pregunta allá, una firma que se niegan a poner después de la hora de salida, una omisión consciente, todo diseñado milimétricamente para que todo se acabe, no se inmutan ante el dolor, por el contrario, lo disfrutan, unos sádicos transgresores que evaden el consentimiento e infringen dolor; no son inteligentes, no más que la media, tampoco excesivamente recursivos, no saben disimular, no les interesa tampoco.

Esos son la amenaza real, gente culpable que disfruta siéndolo, la diferencia entre unos y otros radica allí, para unos el colateral es una consecuencia lógica, para los otros es el objetivo, su daño está calculado, y lo que los hace realmente detestables, es que después de cometido el crimen no sumen su culpa, -haga lo que quiera, dicen yo solo estoy cumpliendo con la norma, fingen una inocencia evidentemente falsa, se atrincheran en su puesto, en su manual de funciones, en su sonrisita cínica. Hijos de puta.

Aprendan a diferenciarlos, a caracterizarlos, nada es lo que parece, nadie lo que aparenta, el poder no tiene amigos, tengan cuidado y no se dejen convencer de apariencias amables o cordiales, de caras inocentes, ni gestos inofensivos, no le crean compañeros del jurado a sus palabras, vean más allá busquen consejo en su instinto, en su intuición, analicen sus gestos, sus reacciones, de ustedes va a depender que uno de ellos sea condenado y otro puesto en libertad, asegúrense de que sea el que de verdad deba estar tras las rejas.

El fiscal Gutiérrez se alejó del estrado y caminó lentamente hasta su puesto, a la espera del veredicto.

Malentendidos

-El más fortuito de los accidentes, el verdadero efecto mariposa se da en palabras, basta una coma, un chat, una duda para hacer que una pregunta suena como afirmación, que las buenas intenciones se desvanezcan… no hay vuelta atrás, no hay nada que lo sobreviva, el mundo es así de obstinado y confuso. Y está bien, el universo funciona igual, por eso es mejor evitar las metáforas y los símiles.

­-Es increíble que tu falta de tacto tenga un argumento tan elaborado, vos no podés ir por ahí espetándole a la gente tu opinión sin tener nada en cuenta.

-No lo hago, no de esa manera, yo solo respondo una pregunta, no voy por ahí dándola al aire, tengo muy claro que las opiniones son en primer lugar personales y en segundo lugar incómodas, y que se dan solo bajo consentimiento, son como los nudes sabes, se dan solo cuando se piden.

-Te molestó que te enviara las fotos, es eso

-No, no me molesta, no lo llevés a eso, vos sabes que eso me encanta, que me aceleras la respiración, pero entre nosotros hay confianza, no es algo que hacés de la noche a la mañana con alguien, lo nuestro es íntimo, y hasta público, cualquiera puede ver cómo te miro, cualquiera sabe que te cargo ganas, pero también que te quiero, yo a vos no te escondo y tampoco se trata de eso, así que no tratés de convertirlo en esa disputa tampoco, y sí sé que te jode un poco que no haga siquiera el intento de disimular mis pensamientos, pero de nuevo, solo respondí a tu pregunta.

-Y qué iba a saber yo en qué estabas pensando, si lo supiera te juro que ni te pregunto, es que no tenés tacto, no puede ser que no podás darte cuenta que no en cualquier lugar podés ir diciendo cosas en voz alta.

-Hay música, hay licor, a nadie le importa y sobre todo a nadie le debería importar lo que tenga yo para decir, en el fondo ni siquiera a vos sabés, y mucho menos lo que piensen los demás que nos escuchan, pero te jode, te jode que a mí me chupe un huevo, sé muy bien que a estos que tengo al lado no tengo ninguna cuenta que rendirles, ni ninguna pleitesía que rendirles, existen solo hoy, solo aquí, yo lo seguiré haciendo conmigo, mañana al despertarme, sea solo o sea a tu lado, así que si a alguien le debo algo, es a nosotros, a vos, a tu sonrisa, a mí, no a gente que no me importa y sí eso incluye a tus amigos y a tu familia.

-Vos sos un tarado.

-Uno honesto, lo suficientemente honesto para dejarte saber lo que pienso, lo que soy, lo que puedo ofrecerte, no uno de esos que finge, ni de los que miente, uno con el que podés jugar con las cartas sobre la mesa, uno al que no tenés que decirle ni recordarle que no juegue contigo, me cansa solo pensar en el juego, así que aquí estoy para vos, con todo lo que pienso, que no es más que todo lo que soy.

-No vas a diculparte

-No siento que deba hacerlo, y no voy a hacerlo solo porque tú quieres que lo haga, no funciona así, las disculpas o se sienten, o no se ofrecen.

-¿Y crees que está bien hacer lo que hiciste?, ¿lo que hacés?

-No soy un tipo moral, pero puedo decirte que lo que hago no es para nada algo que considere reprochable, bueno al menos no por mí, que, de nuevo te digo, es lo único que importa. Igual vos ya sabías la respuesta, solo que no esperabas escucharla, creíste que quizá podrías medir mi postura, evaluar mi compromiso conmigo mismo.

-No idiota, no era eso, solo quería pensar que tenías más cerebro.

-Es solo un malentendido, esperabas algo que nunca estuvo en mi poder darte, vos deseabas un momento ajeno a mi naturaleza, a mi deseo, el vestido te queda bien, la mejor parte es como te marca las tetas, pero la mejor es cuando te lo quite en medio de una borrachera en un motel de mala muerte, donde no importe nada más que las ganas, lo sabés bien, sabés que es lo que estoy pensando, en cómo morderte las tetas, en arrancarte las bragas, no me importa tu vestido, aunque te quede bien, es solo tela, es solo un envoltorio, cada una de esas palabras es cierta, pero vos esperabas algo más, quizá de alguien más.

-No imbécil, eso me encanta, pero la mesera no necesitaba oírlo, ni Carlos, ni Martha,

-Estoy de acuerdo, pero ellos preguntaron, no te enojés, es solo un mal entendido

-No idiota, sos vos, no es un malentendido sos vos que estás mal, entendido.

Pandora

Bitácora del Galaxista:

Conclusiones

Nave Pandora, intento 25/25

La suerte está echada, no se puede engañar a los números, sin importar cuántas veces se repita, pasa de nuevo, quizá el tonto Nietzsche tenga razón, quizá es un eterno retorno, pese a que creamos el lenguaje, y que pudimos de alguna manera transmitir medianamente bien comportamientos sociales de generación en generación no logramos nunca conservar lo esencial.

Siempre ocurre lo mismo, somos la tierra 25, el mayor de los problemas es que individualmente somos inteligentes pero fácilmente manipulables en masa, ese viene desde la tierra 0, lo leemos, lo aprendemos, pero no lo concebimos, no todos, es cíclico, el poder, las ganas de poder, el deseo, nos reduce a tan poco, no llevamos año, es irrelevante, el hombre se consume a sí mismo en cada periodo histórico.

Cada tierra ha sido brevemente mejor que la anterior, sin embargo esta podría bien significar el final de todos, trató de evitarse en la tierra 11, se creía que con la gran purga histórica, así le llamaron a la destrucción del registro de todo linaje y legado, y funcionó algunos años, pero es sistemático, solo los Galaxistas, nos hemos tomado el tiempo de buscar los patrones, de establecer los mapas, de buscar las salidas de emergencia…

Se repite, el conocimiento se concentra, pero tarde o temprano el poder lo corrompe, un pequeño salto, una pequeña regla alterada sin consecuencias, luego otra y otra, se aprende a manipular, se deja de buscar el bienestar colectivo, se comienza a buscar una valoración diferente, estatus, las desigualdades siempre vuelven, cambian las formas, los métodos, pero no los resultados, en tierra 18 lo notaron, trataron de acceder a toda la información, recrear un mito antiguo sobre una red semántica que conectaba los pensamientos de todos, un mito quizá producto de un clásico: Sueñan los androides con ovejas eléctricas, la idea es ridícula, una caja en cada casa permite acceder a la información personal, emocional, intelectual de otro ser… si algo nos ha permitido este viaje es entender que nada aprendemos de nosotros mismos.

Esta cápsula lleva un nombre interesante, Pandora, la dueña de los dones, se lanzaron 25 y cada una tenía suficiente para 25 siglos, en tierra cero tenían 12 meses, aquí tenemos 25 siglos, 25 bitácoras, 25 Galaxistas, no conocí a los otros 24, tampoco sé si son reales, es uno de los problemas de ser el último, la esperanza se pierde, aunque el mito diga que Pandora siempre la tuvo, cada siglo las conciencias hibernan, y al despertar un algoritmo cambia de lugar nuestras posiciones, creyeron de manera equivocada en tierra uno que era el deseo de una grandeza transcendental lo que corrompía, hay muchos registros de cómo intentaron siempre alterar el algoritmo, pero es infalible, una consciencia colectiva solo se rinde ante una cosa, la idiotez colectiva, y por desgracia en cada siglo esa época se repite.

Aquí ya ha empezado, la fama condiciona la existencia, nuestras granjas de hormigas colapsan, principalmente porque no somos hormigas, las pantallas han empezado a apagarse, el pánico ha empezado a correr, demasiados mitos, demasiadas trampas, demasiadas pistas, el hombre siempre sueña con recordarse, con permanecer, nos dimos cuenta muy tarde de que ciertos hombres, ciertas mujeres han escondido dinero, armas, consejos para su nueva consciencia, se han tatuado planes y mapas, y llevan años logrando salirse con la suya.

La gran purga del 11 nos advirtió sobre el carácter egoísta del hombre, y solo hasta tierra 20 nos percatamos que habían logrado burlarla, al parecer los últimos tres siglos han sido iguales, y todo solo empeora, el interés del hombre en su especie decae, el sexo, la procreación… todo carece de sentido, el hombre engaña a su descendencia en busca de un legado que ni el recuerda, el hombre ha firmado su destino hace mucho, porque sin esperanza nadie resiste, nosotros lo sabemos mejor que nadie.

Fin de la bitácora, fin de la vida.

Temporada de Caza

—Basta un poco de humanidad para entender, una gota, por desgracia hace unos años que ese poco, esa insignificancia ha pasado a ser un lujo, las personas se creen buenas, racistas pero buenas, clasistas pero buenos, misóginas, egocéntricas, pero buenas, ellas trabajan, producen, tributan, no roban, ni rompen la ley, aunque constantemente la estiran, conocen las reglas del hombre, pero no las humanas, me refiero a las humanísticas, no a las impuestas, sino a las consensuadas, las implícitas, gritan, vociferan, los buenos somos más, aunque cada vez son más pocos.

Así que quiero que sepas que no, no soy un hombre bueno, es m{as me acojo a sentencia anticipada, elijo ser un monstruo, un Hombre Lobo, tengo algo, esa gota de humanidad, pero también tengo demasiados deseos, mi pecado capital favorito es la combinación de dos de ellos LUGULA o GULURIA, siempre quiero un poco más de vos caperucita, morderte un poco más, lamerte un poco más, pero incluso siendo este quien soy, este depravado depredador, me enternece tu dulzura, y pienso que quizá no deba alzarte y tirarte a la cama, o apoyar tu rostro contra la pared mientras te meto mano bajo el ombligo… quizá no de abofetearte el rostro o escupirte, ni ahorcarte… alcanzo a pensarlo con esa gota de humanidad, imagino tu sonrisa cuando lo haga en tu sorpresa, cuando veas que debajo de esta gota de humanidad, de formalidad, debajo de los chistes, y la compostura cotidiana, hay un animal que quiere beber insaciable de tus piernas, de tu boca, un animal con brazos fuertes, —no sabría decirte qué es exactamente, dices, pero hay algo animal en vos a veces, en la forma como me mirás, sé que te gusto, es evidente que me deseas, y quiero que sepas que lo sé. —Quiero decirle que no se equivoca, que quiero agarrarla del cabello, asfixiarla un poco mientras le beso en un café lleno de gente, justo como ese en el que estamos, pero sé que debo ser prudente, aunque ceda a mi instinto, aunque me relama los labios cuando ella se sonroja, cuando se ríe, huelo su perfume, se me acelera el pecho, es luna llena adentro, y la visión se nubla un poco, veo sus labios carnosos, pienso en sus labios carnosos… siento sus labios carnosos.

Me besa, es ella quien me besa, o yo quien me he arrojado, no lo sé, a veces me nublo, a los animales pequeña caperucita hay que temerles, son impredecibles, a los Hombres Lobo en cambio puedes entregárteles, cuando te devore no pretendo lastimar más de lo necesario, aunque quizá te deje marcas, confieso que a veces simplemente pierdo el control, muerdo de más, succiono un poco más fuerte de lo debido, y zas una placa dental debajo de la nalga o en el trapecio, quizá al interior de los muslos, blancas, morenas, confieso que a todas por error las he marcado un poco.

Sonríes, no tienes idea de lo que pasa, no te culpo, yo tampoco, pero comprendo, basta un poco de humanidad pera entender, una gota… la sangre acelerada, los cachetes enrojecidos, estás caliente, y quieres jugar, no sabes aún hasta donde pretendes llegar, no importa, mientras que se sienta bien, te lleva hasta el borde la curiosidad, abajo estoy yo, hecho una bestia, sediento de tu entrepierna, puedo olerte caperuza, siento el olor de tu humedad, respiro lento, la clave siempre está en conservar la cordura, dejar que se acerque, soy un hombre lobo viejo, estoy cansado y no puedo correr tras de ti, aunque la edad es solo un pretexto, en realidad odio el juego, odio tener que convencerte, odio la indecisión y la falta arrojo, la cobardía, quiero decirte todo eso, pero me basta con mirarte, para saber que mi mirada te está diciendo algo parecido, respiro lento y pesadamente, tu sonríes.

—¿Qué muchas ganas?

—Yo sonrío.

Casi algo

No sé qué tienen esas cosas que nunca ocurren del todo, la magia del romanticismo es sin duda esa tensión creciente que nunca deja de acumularse, me gusta, me gusta y sabe que me gusta, me gusta y sé que le gusto, pero no pasa nada, llevamos años así, cerca y no tanto, si nos vemos en la calle sonreímos, así como se sonríe cuando de la nada, en el metro o en el bus se acaba la carga de los audífonos y se sube un músico callejero, uno bueno, uno que de verdad es músico y callejero, uno que tiene algo, ese algo que no se aprende, ese duende gitano que le rompe la garganta al cantar y a uno el corazón, la vida, los sueños… así con esa sorpresa melancólica de que ser bueno podría no ser suficiente, de que gustarse podría no bastar, una risa que duele, una risa que además se irá transformando, vernos es una señal de que sé que quizá pase y sí no, al menos nos acechamos, a veces nos decíamos pendajas así, un solo whats app inútil pero poderoso, te vi hoy, te queda bien el rojo, estabas en?, qué linda te queda esa camisa… fueron tantos, tantas veces, y no desaparece nunca.

Pero verte, aunque me encanta me jode, me saca, me quita la paz cuando tu ausencia es de nuevo la que ronda, y me muero de ganas de verte y no besarte, de abrazarte y continuar sin quitarte la ropa, cuando pasan más días, el dolor se intensifica, se vuelve irracional y ya solo grita:

Vos te me aparecés y empiezo a recordar tantas conversaciones 3:16

tantos momentos cercanos 3:16

íntimos 3:16

tanta historia 3:16

es como un panal de abejas zumbándome 3:16

la deseo 3:16

la deseo mucho Fer 3:16

y me muero de ganas de recorrerle la piel 3:16

de morderla detrás de las rodillas 3:16

cerca de las nalgas 3:16

de tomar su cabello y presionar su cara contra mi almohada 3:16

quiero verla sobre mí, debajo de mí, a mi lado 3:16

quiero verla durmiendo con la piel brillante por el sudor 3:16

quiero sentir el olor de su sexo en mi barba al despertar 3:16

lamer despacio la punta de sus pezones y sus labios 3:16

besarla después de bajarle 3:16

acurrucarla 3:16

arruchármela 3:16

así, así todo el día, como abejas zumbando 3:16

Los envío continuos, pero no simultáneos, los envío de una manera obsesiva y constante, los envío con las ganas susurrándome al oído, mordiéndome la boca, las envío sin pensar en la respuesta, sin importarme la respuesta, las envío porque estoy cansado de verte a lo lejos, fatigado de esperar a que quizá pase, aterrado de que quizá no, pero estoy jugado.

Pienso eso y también pienso en sus ojos verdes, en que no le gustaban sus ojos verdes, en que de niña la hicieron sentir diferente, es curioso ese sentimiento, el sentirse extraño por primera vez, es saber que no se encaja, que existe el otro como concepto, que no se hace parte de algo, es curioso porque de grande ser mayoría generalmente significa estar equivocado, pero en la niñez ser diferente es oler diferente, es la segregación el miedo a la soledad que aún no se ha vuelto buena compañera.

Recuerdo sus llamadas a media noche, a menudo después de follar con alguien más, quizá un poco high, ahora que lo recuerdo, quizá también esas llamadas eran un poco como los mensajes que yo acabo de disparar, un grito de guerra, un reclamo airado, ¿por qué no fuiste vos? Por qué no estás aquí acurrucándome, por qué no es tu sudor el que me llena la boca, por qué no fue tu carne la que me dejó temblando las piernas, quizá también esas llamadas eran un no te soporto más tu ausencia presente, quizá, también podría ser que no sea nada, que fuera tan solo parte del viaje, ganas de hablar y de conectarte con alguien más para no sentirte atada, quizá.

Vuelvo a pensar con ternura, menos lascivamente y de repente un recuerdo, un dije colorido en medio de su saco desabrochado, no se ven sus tetas, no del todo, pero la forma, el tamaño se realzan, su cabello arrebolado, fuerte, revuelto como el mar rompiente, y luego otro recuerdo, a contraluz su piel blanca casi se funde, con ella, sus pezones casi imperceptibles pero presentes, y luego otra, de espalda, su vientre expuesto…

No voy a parar en esta montaña rusa, su recuerdo me tiene secuestrado y postrado ante él, no puedo y no quiero huir de él, tampoco sé si quiero que sea recuerdo o si prefiero que siga siendo anhelo, casi algo, casi mía, casi suyo, casi juntos, no me molesta, casi casi no me molesta.

Clasificados

El trabajo de escribir clasificados es aburrido, por lo general lo es, así muchos redactores no quieran asumirlo, las descripciones son vagas, sosas, los objetos que vendemos son patéticos, sobretodo en los últimos años. Otrora fue diferente, éramos el internet de los 50, quienes aquí escribían eran personas capaces de emocionarte con un sombrero, un zapato, una corbata, una licuadora… Ahora, ahora somos solo dealers de los pervertidos.

Para la muestra un botón: “Se buscan mujeres mayores, abuelas que se dejen hacer cosas ricas, entre más mayores mejor, pago en efectivo y discreción.” Antaño aquí empezaban los escritores de cuentos, por aquí pasaban novelistas, periodistas, escritores buenos para la prosa, y algunos poetas buenos para el verso, después vino el verso libre, después internet, y después ya nadie nos leía.

Hubo una época, lejana en la que se anunciaban grados, bodas, encuentros, en las que las personas leían los clasificados buscando sueños, trabajos, ahora, es distinto, no tenemos fotos, ni videos, no podemos usar más que palabras y la gente, ya no lee ni imagina, está ausentes en su propia idea, seguros de sí mismos, demasiado seguros como para notar que están equivocados.

Los que quedamos, aquellos que esperamos solo sumar un poco más de semanas sabemos que todo está mal, que no hay futuro, los que llegan, los que ocupan filas sueñan poco, era esto o un call center, aunque se parecen, recibes llamadas, escuchas descripciones y tratas de redactarlo bien, aunque a veces no hay caso, el cliente es terco, ingenuo, piensa que ser específico es el único camino “Se venden moto amarilla, estado 9 de 10, falla batería y luces por choque que afectó el chasis” no escuchan razones, fijan el precio como los primerizos sueldo, pensando en lo que deseen y no en lo que merecen.

Hubo buenas épocas, “If you like piña coladas And gettin’ caught in the rain, If you’re not into yoga If you have half a brain If you like makin’ love at midnight In the dunes on the cape Then I’m the love that you’ve looked for Write to me and escape” puse esa canción los últimos cinco años para darme ánimo, para recordar ese momento mágico, fui ingenuo, creí que pasaría de nuevo, creí que estaría ahí yo para contestar el teléfono, o el mail, que podría hablar con esos adoradores del azar que anunciaban al mundo que estaban vivos, pero no, mi trabajo cada vez más parece el de un operador de beeper, pocas palabras, nada de historias…

Dejé pasar oportunidades por esperar, rechacé el puesto de cronista, el de corrector de estilo, rechacé todo, y ahora estoy aquí, esperando la llamada, a que pase el tiempo, a que termine la espera, pero cada día es más largo que el anterior, cada mensaje más soso.

Inserto la hoja de papel en la máquina, sigo escribiendo a máquina, hay algo en el sonido, en taque taque taque, en la presión que requiere cada tecla, en la coordinación mano ojo, idea dedo, es mejor así, me distrae el sonido, fumo mientras lo hago, bebo también, recursos humanos solo nos mira para reemplazarnos, para colmo los sueldos no suben, no para nosotros, y los nuevos ganan ahora más que nosotros, una vida a este negocio y cada vez en cuenta una nueva forma de abofetearte la cara, no solo con los mensajes, también con sus posiciones burocráticas, es su sistema, te engancha y te dejan morir con el anzuela en la boca, una vez fijas tu precio, estás enganchado.

Comienzo a teclear, taque taque, taque, Redactor de segunda, bien cuidado y mal tenido busca empleo, redacto esquelas, manifiestos, cartas de amor, escribo ensayos y composiciones, busco historias para contar, quiero tener algo para decir aunque no me pertenezca… cada día escribo esa primera hoja, la contemplo y digo: lo merezco, sigo siendo un escritor de segunda mano. La dejo a un lado, enciendo un cigarro y contesto el teléfono.

—Clasificados, Sí dígame—

Títulos

Nacieron con los nobles, para denominar su posición y su valor, para diferenciar a los hombres, para separarlo incluso de su nombre, quien ostenta un título, es a menudo despojado de su propia personalidad, carece de libertad y de esperanza.

Con el tiempo dijo él mirándola a lo lejos, luego migraron, se transformaron, quienes más lo entendían o lo entienden son las sociedades tribales, allí te ganas tu nombre, tus proezas, tus características, la noche en que naciste, la forma en qué naciste… el nombre es una consecuencia, en las sociedades civilizadas es más un deseo, una imposición al destino, una demanda ridícula a la historia, incluso una usurpación, ahí van Facundos, nombrados así por cantantes, Pablos que no saben ni agarrar un pincel, Alejandros que no conquistan ni en una orgía…

Luego cambiaron más, llegaron para reivindicarnos los apodos, abreviaciones, asociaciones, narrativas propias que nos permiten apropiarnos de lo ajeno, él tiene nombre, dicen las mamás atormentadas, no le diga así, yo ya lo he nombrado, dicen ellas autoritarias, pero sus nombres no importan, no tienen peso, son nomenclatura vacía.

Los amigos, los amantes, nombran y dan vida y significado, se apropian de algo nuestro, de una forma de ser de la que muchas veces ellos son evocadores, hay a quienes incluso en su propia casa ya no se les reconoce por su nombre, su apodo es más sonoro, tiene fuerza, sonoridad…

Dio una calada larga mientras la miraba fijamente a lo lejos, sus labios rojos, sus ojos pequeños, su tez pálida, sus tatuajes… agitó su vaso, olió su escoses, como un oráculo mirando al cielo, ella por ejemplo no se llama Margarita, no es mía bajo ese nombre, ella es una copa de vino, una damita, una boquita coqueta, pero no Margarita, ella es RedVelvet, Primavera… no una flor más.

—Y ella lo sabe, preguntó por fin uno de los que disfrutaba la conversación, —No, no todavía, quizá nunca lo sepa, pero es un arrebolito, un verdemar, una alegoría estética, ella es orgasmo y ganas, ella es, podría llegar a ser.

Quizá no lo sepa, repitió y entonces yo seré cobarde, miedoso, pureta, fracasado, quién sabe, yo confirmaré muchas dudas ya en mí depositadas y tampoco seré las posibilidades que su boca me brinda, ni el hablador, ni el profe, ni el relator, no contaré nada, así que tampoco seré el cuentero, mis títulos no serán nobles sino condenatorios, una lápida caminante con la palabra: Miedoso

—Y por qué no le dices

—Evitando el miedo al rechazo como factor obvio, también está la adicción a lo probable, el juego de lo azaroso, el gato de Schrödinger, que es y no es, el que recibe el coqueteo, al que tientan y al que intentar tentar.

Quizá porque sigo disfrutando de la posibilidad de que ella sea, más que de la seguridad que traiga con ella su voz, de ser o no ser, tenía razón el inglés, esa parece ser la cuestión, qué titulo ostentar, que ganarse o qué perder.

—Estás cagado del susto

—Sí, por lo menos por otro par de escoses así será.

Último minuto

Falta poco, lo presiento, estoy cansado, los golpes son menos certeros, más lentos y aunque siguen siendo pesados, ya no se comparan, la campana puede sonar en cualquier momento, quiero ver a entrenador, quiero ver si alza el dedo y me anuncia que el fin está cerca, dos minutos no parecen mucho en el primer round, pero en el décimo es una eternidad, adentro siempre es diferente, se siente diferente, se vive diferente, el tiempo es relativo, un minuto dentro de la mujer que te gusta, es diferente a un minuto recibiendo golpes en la cara…

Siempre ha sido así, el último minuto es adrenalina, es un cohete despegando, todo se quema, la vida es combustible, el último minuto es el orgasmo a punto de partirte en dos la voluntad, es el último trago con el que los vietnamitas brindar para pedirle a dios que aprenda de sus errores y cree en una próxima oportunidad un mundo más justo, es el llanto de la madre, el orgullo del padre, la risa de los amigos.

Pero llegar a él no es fácil, más en el décimo round, más con las costillas rotas, pero no hay vuelta atrás ya se han recorrido muchos minutos, mueve los pies, esquiva, un jab y mantenlo a distancia, 7 segundos, un gancho, un golpe al cuerpo, 5 segundos más, restan solo 48, puedo lograrlo, creo que puedo lograrlo, quiero lograrlo.

No solo es mi último minuto, es el de mi carrera, Méndez lo sabe, ese viejo loco me preparó siempre para este minuto, no hay forma de perder, aunque voy abajo por puntos, solo tengo que resistir, el momento llegará, siempre lo ha dicho, calma, calma, espera, la defensa baja, en el último minuto la mente se nubla, aguanta, aguanta, respira, la respiración es clave.

Evita las cuerdas, esquiva, llévalo al centro, por la derecha, en el último round hay que ir siempre por el otro lado, y en el último minuto hay que salirse del juego, ya no importa el juego, tiene la derecha atrofiada, cansada, defendió con ella 10 round, tampoco puede atacar con ella, así que si lo ataco por la izquierda no podrá recortar distancia, gancho al cuerpo, esquiva, avanza, 15 segundos, quedan 33 segundos, es suficiente, con eso es suficiente.

Méndez sufre, el gringo se repliega, no entiende el cambio, está perdido, él solo sabe jugar el juego, sin sus reglas se desorienta, falla los golpes, pierde puntos, golpea el aire con una mano cansada, le duele atacar y defender, retrocede, se aleja de las cuerdas, está incómodo.

10 segundos más, quedan 27, intenta mirar a su entrenador, quiere hacer señas, no, hoy no, avanzo, lo atropello, pierde la esperanza de encontrar las indicaciones, titubea, por fin está fuera de sí.

La gente lo nota, es el último minuto, solo en los últimos 15 segundos vuelven a gritar, la gente y su quedarán podrían despertarlo, así que debo aprovechar, finjo un gancho al cuerpo, baja la guardia y golpeo, un golpe seco, violento, un golpe final, un golpe de último minuto, el orgasmo, la sonrisa, el llanto, el orgullo, lleva consigo todo, el último golpe, en el último minuto, la sorpresa, pienso en la tarea de último minuto, en la impotencia que sentí tantas veces cuando perdí la oportunidad, en todos los otros minutos donde no mantuve la calma, la boca me sabe a sangre y a revancha, por fin tengo la palabra adecuada, el poder suficiente, el aire necesario, pienso en eso mientras que cae contra la lona, con la mirada perdida, valió la pena pienso… y la campana suena.

7 Rojo

Voy al casino como quien va al psicólogo, sabiendo desde ya que nada pueden hacer ellos por mí y que, aunque conozco mis problemas no puedo encontrar una solución, pienso esto mientras me preparo para asistir. Es jueves así que debe estar Mariana, Nico y Zhang, en realidad Zhang nunca falta, es gracias a Zhang que a veces intento convencerme de que no tengo un problema, que no soy él, cuando lo hablo con alguien más siempre digo, bueno no tengo un problema como Zhang.

Es curioso pienso mientras me subo a la moto, ellos no conocen a Zhang, pero al escuchar su nombre siempre dicen que es cultural, cuando lo pienso no sé si todos tenemos esa idea de asiáticos ludópatas por culpa de las películas, pero como lo busco es alivianar las culpas pienso: Racistas, ustedes son el problema, no Zhang ni yo.

La semana no va bien, las cuentas aprietan y vengo con esa sensación de sentir que la apuesta es todo o nada, podría abonar la plata que tengo y seguro conseguiría tiempo, lograría pagar el resto en la próxima cuota, pero cuando se es un apostador hay dos cosas que no se toleran, jugar solo a la segura, y tener todo planeado, si se hace así se es un mal jugador, y nosotros Zhang y yo, más él que yo, somos ludópatas de los buenos.

Pienso esto mientras parqueo la moto, Zhang ya está, no puedes madrugar lo suficiente, es un decir pienso, nadie madruga a un casino, pero no importa que tan temprano llegues, él siempre está ahí, caminando enfrente de las traga monedas, fumando, busca un poco de suerte, dice que es como una pulsión, que se siente cuando una máquina puede darte amor.

Por eso me cae bien Zhang, ha pensado en su vicio, en su disfrute, no solo es una pulsión, hay también una decisión reflexionada, una aceptación clara, el juego lo define, o por lo menos hace parte de su definición, a mí también me pasa, no tanto como a él, yo puedo dejar de venir algunos días y aunque el resto no podrían darse cuenta, Zhang sí lo hace, y lo hace porque él siempre está.

Camino hacia el Casino, veo los autos, todos tienen algo que habla de sus dueños, reparaciones que aún no se han hecho, espejos pegados con cinta, esos son malos jugadores, vienen acá como los irreflexivos van al psicólogo o a las brujas, esperan que les solucionen la vida, son ingenuos, junkys, no saben aún qué es lo que les gusta de jugar, y no entienden qué es lo que no les gusta de vivir, están aquí porque están confundidos, porque piensan que un golpe de suerte llega en cualquier momento, da lo mismo a donde vayan, siempre estarían botando su dinero. De la terapia esperan manuales, de las brujas señales, del casino una fuente de dinero que les solucione la vida… Me dan asco y lástima.

Entro y saludo a Raúl, hace poco es abuelo, desde que lo es está un poco más triste de tener que trabajar a su edad, pero fue la única forma en que el juez condonó su deuda con el casino, trabajando para él al menos 20 años, es el gerente, el Casino ha reducido mucho sus costos así y además les tiene prohibido jugar, la mayoría de su sueldo está embargado y ellos solo comen y trabajan, perdieron, la casa siempre gana y ellos lo sabían.

Al fondo está Zhang, sonríe frente a su máquina, es esta Cris dice mientras sonríe, mientras la soba, me agrada verlo, es feliz acá, mientras tanto camino a la ruleta, saco un par de fichas, me siento y saludo.

Hola Sebas, todo al 7 rojo, él suelta la bola y la ruleta gira.

Ocupa

Llueve y no es normal, se cae el cielo, el Uber avanza lento, está enojado, no es mi culpa, él preguntó, quería tanquear pero tengo prisa así que le dije que no puedo, que tengo que llegar pronto a donde voy, él no lo sabe, no le importa y después de mi respuesta no le interesa tampoco pero Isabela me espera, es una artesana que siempre he querido tener cerquita, y hoy está cerca, necesito llegar en los próximos 20 minutos, necesito este polvo, el mes no ha sido fácil. Han pasado 30 días desde que una gotera hizo estragos en mis ahorros. Encontrarla dejó el baño listo para una remodelación y me obligó a parar la que ya estaba haciendo.

Mi casa ya no me pertenece, es del polvo, del ruido, así que necesito ese polvo, la necesito a ella a sus senos grandes, a su boca de fuego, necesito sacarme esta incomodidad de encima, estas cuatro semanas de baños a paños, de repente el carro se detiene, solo se ven luces difuminadas, el Uber dice que no puede manejar así, que no ve, que es peligroso. Es su venganza pienso, solo desea que yo no llegue a mi cita, pasan 15 minutos y no avanzamos ni un centímetro, envío un mensaje de voz que me sabe a mierda: —No voy a llegar, lo lamento Isa, se me quiebra la voz, quería verte, pero la ciudad no está de acuerdo.

El carro se enciende, quizá se ha conmovido, aunque lo dudo, debe ser culpa, un ser que se comporta de esa manera lo hace porque cree en una justicia egoísta, mezquina, en el ojo por ojo y ahora que ha escuchado la despedida con dolor y desesperación sabe que el equilibrio está roto, cree en el karma y tiene miedo, por eso se mueve aunque ya es tarde y no llegaremos, el terminará la noche con su tanque vacío y yo con el mío lleno.

Llegamos y aún llueve, Isabela no está, así que camino desanimado, el cuerpo me pesa, el agua me empapa y no tengo como bañarme al llegar, solo como secarme, no tengo nada donde calentar algo para comer o tomar y con la lluvia así de fuerte, un domicilio sería someter a otro ser humano a mi misma desesperación, la garganta se me hace un nudo, es un nudo que lleva haciéndose semanas, que empezó a nacer cuando picaron tanta baldosa que fue necesario remodelar, uno que se agudizó cuando después de terminado el trabajo hubo que volver a romper porque la gotera persistía, uno que con cada viaje de cerámica, de pegante, de mezcla se apretaba más y más, que estuvo a punto de estallar cuando vio que ya no quedaba el mismo color de piso y que ahora yo tendría que vivir viendo un parche en el suelo, un tono ligeramente más oscuro, menos óxido… —No hay más dijo el vendedor, hay paro en los fabricantes, si no se la lleva hoy, ya no quedará nada que se le parezca.

—La llevo a regaña dientes, la veo y me rechinan, pensando en ese nudo apretándose subo las escalas, tengo frío, abro la puerta, los gatos corren, maúllan tienen hambre, intento prender la luz y chispea el interruptor…

La energía desaparece, no solo de los circuitos eléctricos, sino también de mi vida, me desplomo, sobre los escombros de la cocina, estoy emparamado y el polvo se me pega a la ropa… tampoco tengo lavadora para lavarlo, no tengo nada, Isabela está lejos, también lo está la esperanza, la vida lo único que da a manos llenas es tristezas y angustias.

Soy un ocupa en mi propia casa, estoy desterrado de mí mismo, de mi sueño, ya nada importa pienso, y me acuesto sobre los escombros, los gatos notan que estoy en el piso, se acercan, ronronean y me siento en casa.