—Dos palabras que se escriben diferente y sirven para identificar o significar un mismo elemento, sin embargo al utilizarlas en otro contexto pueden , se adaptan, sinónimos, son sinónimos, siguen siendo ellas, aunque sirvan para connotar una misma cosa, la posibilidad de ser algo no las limita de ser algo más, entendés una palabra puede ser muchas cosas, igual pasa con la química, con el agua, la física piensa lo mismo, que la energía se transforma, que somos el universo, que lo llevamos al menos en forma de átomos, que yo no soy yo sino todos, Whitman también lo creía.
—Mientras que decía todo esto, estaba desnuda, sostenía la sábana contra sus senos y parloteaba con cara de sorpresa y miedo, aún sudaba y el olor a sexo permanecía en la habitación, ella no entendía que hacía yo ahí de pie y mucho menos que hacía hablando de gramática mientras que era evidente que en esa habitación a su mujer la habían estado sometiendo a todas las ideas que él no se atrevía a imaginar, y ella quería echárselo en cara, decirle que era su culpa por tenerla descuidada, por no ser un buen amante, entregado, por su egoísmo, su monotonía, su falta de ganas, pero no daba pie ni siquiera a la conversación.
—Creo que no lo estás comprendiendo, —alcanzó a decir ella en una voz pausada, nerviosa y triste, muy triste.
—No, sos vos la que no ha entendido lo que intento explicarte, a lo que me refiero es que la palabra físicamente es diferente, pero significa lo mismo, es como una tela, la pones sobre algo y ella adopta la forma y el objeto cubierto adopta el color y dejan de ser ambos algo para ser junto algo diferente por un momento, mientras que dura este momento nadie podría negar que la mesa y la tela se convierten por ejemplo en un rectángulo negro, aunque sea en realidad una mesa con una tela negra encima. Asiente si estás de acuerdo.
—Ella asintió completamente ausente, cómo era posible que aquel hombre al que consideraba suyo, pudiera hablar de sinónimos en semejante situación, que invirtiera su tiempo en crear semejante discurso, a razón de qué, qué podía pretender o ganar en una situación así, porqué no podía reaccionar como un hombre normal, por qué no podía hacer nada como un hombre normal, porqué tenía que tener siempre esa forma fría y distante de ser.
—Estamos de acuerdo repitió el pausadamente y continuó, siendo esa la situación podemos continuar, no hace mucho que salimos, 2 años aún es poco si se compara con 10 o 20 años, es una fracción, en el trabajo por ejemplo uno trabaja un año para tener 15 días de descanso, o asciende y desciende y incluso cambia de organización, los cambios son inherentes, aunque siga desarrollando el mismo rol en otra organización, haces lo mismo para alguien más y eso te hace un buen profesional, a veces mejor pagado, a veces peor pagado.
—No me altero ni me sorprendo al verte en la cama en caso de que te lo estés preguntando, porque sabía que ibas a hacerlo, no fue coincidencia que las instrucciones finales te hubieran dado la orden de esperar desnuda sobre la cama, después de masturbarte, ni que conservaras la humedad sobre las sábanas, tampoco que las usaras durante tu mañana en la caminadora, lo sé todo, lo sé porque yo también pensaba en hacerlo, también estaba cansado de que nada pasara, de la monotonía y entonces crea un perfil, un usuario, un personaje distinto, Corrida, pensé en ello porque es una palabra que servía para disfrazarme, pero seguir siendo yo… Ricardo. Y empecé a escribir relatos eróticos de lo que me gustaría que pasara y fue cuando no té que Galena comentaba mis relatos, y como siempre has sido mala para los sobrenombres y pésima para hablar del sexo siendo tú, y porque conozco tus tatuajes y tus encajes, fue fácil darme cuenta en tu perfil que aquí Angelita, aquí se te caía el aura, y la médica, la doctora, se convertía en una doctora de putería. Encontré tu blog, y leí que estabas insatisfecha… como yo, y se me ocurrió algo simple, que para hacer follar como los dos queremos era necesario que fuéramos otros.
—Ángela estaba muda y nerviosa, porque cuando Ricardo dijo eso, se puso la máscara que le había pedido ella que llevara. Y muy nerviosa, sacó su antifaz del tocador.
Antes de ponérsela, la máscara, volvió a decirle, —sinónimos, aunque no seamos exactamente los mismos. Lo dijo mientras que la recorría con una fusta por las nalgas.