Esa expresión me confunde, dijo a María a José después de que él le dijera que estaba cansado y que un día de estos iba a descansar. -Por qué le preguntó él dándole la espalda mientras buscaba en su desorden un cigarrillo, mientras que reblujaba más sus cosas y empezaba a irritarse.
-Esa de un día de estos… de cuáles, hoy es sábado, es tu día de descanso, acabas de follarme como un animal, de morderme como uno, de manchar tu tendido con esperma, estas enguayabado y tomando de una manera que parece que pronto volverás a estar ebrio… es decir, te estás quejando de esto, si se nota que te encantó, si estás jadeando como un animal… follas como animal, mordés como tal y mirá hasta los jadeos, quizá tu problema es ese, no sabes ser otra cosa, el ocio te genera pánico, estás ahí como ratoncito escarbando, buscando tu droga… cuando podrías estar aquí pegándome la cara contra la almohada y rompiéndome el culito.
-No, primero del culito no te has salvado, y sí follo como un animal, muerdo y jadeo como uno, también trabajo como uno, a mí me gusta así, las corbatas para amarrarte las manos, a mí me gusta el cabello así, como me lo dejan tus manos cuando te estos lamiendo ese sexo brillante de humedad, como te queda después de que sacamos a caminar la cama… pero necesito encontrar ese cigarrillo, lo necesito porque es un ritual, soy un hombre de rituales, de costumbres, un animal quiero decir, tengo que, si no, no voy a poder continuar, ahhhhhh aquí está -toma el cigarrillo y lo lleva a su boca, toma la candela mientras camina a la cama, lo enciende con una caja de fósforos que ella le alcanza, siempre con el mismo agarre pulga e índice aprietan la base y con el anular apoyado en la cabeza rastrilla contra la caja y le da un pequeño empujoncito para protegerlo del viento, de la lluvia con la palma de su mano. -Mira María, me gustás más con ese pelo arrebatado con tu lengua arrebatada, que cuando vas a la oficina con tus tacones altos, en tu carro caro, me gustás así, real sin las cremitas, con el labial regado, sonrojada, colorada y acalorada.
-Pero no es de eso de lo que te hablo, es de por qué no haces algo ya, la vida se te está pasando ya, si eso te cansa hace algo, hacelo ya.
-A vos tu marido te cansa y te cansa todos los días, no solo los sábados que pasas a mi lado, y tampoco haces nada, porque te gusta igual la idea de huir, de que el cansancio está al otro lado, en otro lado, por eso, por eso no hacemos nada y por eso esa expresión es solo una expresión una ilusión de que el tedio está afuera, y que podemos huir de él algún día, pero a donde vayamos, va con nosotros, es nuestra maleta de viaje, si me fuera de este trabajo a otro trabajo ocurriría lo mismo, si dejaras a tu marido por este polvo, te ocurriría lo mismo, el hombre es un esclavo de sí mismo, de su autopercepción y nada más, vos y yo, mi tan animal como decía vos y tu vos tan sofisticada, cada uno está preso de su idea, tanto que le es imposible escapar aunque lo desee, y entonces decimos algún día. -Dijo José mientras se acercaba a su boca y le mordía los labios, mientras que le agarraba las tetas y la giraba boca abajo sobre el colchón.